En Demencia, hemos eliminado el arado de nuestros viñedos para preservar la salud del suelo y fomentar un ecosistema subterráneo rico en vida. Se ha demostrado que el arado es una práctica invasiva que destruye la estructura del suelo, interrumpe la actividad microbiana y reduce su fertilidad.
Suelos vivos: la clave de la viticultura sostenible
La agricultura intensiva afecta negativamente a la población de lombrices de tierra, fundamentales para el equilibrio del ecosistema. Por eso, apostamos por un método más natural: una cobertura vegetal permanente que protege y regenera el suelo.
Entre la vegetación espontánea en nuestros viñedos, crecen especies como trébol, mostaza, leguminosas, hinojo, margaritas y gramíneas. Estas plantas alcanzan entre 50 cm y 1 metro de altura en invierno y primavera, y son controladas mecánicamente a partir de mayo.
Beneficios de la cobertura vegetal en nuestros viñedos
- Evita el crecimiento de malas hierbas y protege el suelo de la sequedad.
- Mejora la estructura del suelo.
- Reduce la temperatura del suelo en verano, minimizando el impacto del calor extremo.
- Mejora la absorción del agua de lluvia, favoreciendo la hidratación del suelo.
- Previene la erosión, a diferencia de los suelos desnudos, que son más vulnerables a la degradación.
- Aporta materia orgánica, ya que, en otoño, la vegetación seca se descompone y enriquece el suelo con nutrientes esenciales.
- Reduce el vigor excesivo de las viñas controlando la producción y la masa foliar.
Fertilización natural para suelos más fértiles
Para el cultivo de nuestros viñedos, aplicamos técnicas de fertilización verde, sembrando leguminosas y trébol para enriquecer el suelo con nitrógeno de forma natural. Esto nos permite mantener un suelo vivo, fértil y estable sin necesidad de productos químicos de síntesis.
En Demencia, creemos en una viticultura sostenible que respete la naturaleza y garantice la calidad del vino desde la raíz: nuestros suelos vivos.