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Un esclarecedor paseo por Riverside Drive.

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obediencia a la autoridad

Estamos sufriendo las consecuencia de la aplicación de Organizaciones tiránicas, burocráticas y centralizadas que provocan injustas atrocidades

Una de las zonas residenciales más tranquilas de Manhattan es Riverside Park, una estrecha banda verde de en torno a seis kilómetros de longitud, delimitada por el río Hudson y la avenida Riverside Drive. Recomiendo un tranquilo paseo por esta bella y señorial avenida donde se han alojado importantes celebridades entre las que ahora destaco a Hannah Arendt. Arendt fue una filósofa política y social judía-alemana, que tras escapar de un campo de concentración nacionalsocialista, y después de vivir una corta temporada en Francia como refugiada, resultó exiliada en Estados Unidos desde 1941.

Banalidad del mal

Arendt es conocida por sus contribuciones a la reflexión sobre la naturaleza del poder, la acción política y la condición humana. Cubrió el juicio de Adolf Eichmann, un alto funcionario nazi responsable de la logística de la Solución Final. Sus reflexiones sobre el juicio se recopilaron en su obra «Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal» (1963).

La expresión banalidad del mal se hizo famosa a través de la obra de Arendt. El concepto refleja su percepción de cómo las atrocidades pueden ser perpetradas por individuos aparentemente ordinarios que simplemente siguen órdenes sin cuestionar moralmente sus acciones. De alguna manera Arendt nos viene a decir que Eichmann no fue corresponsable de la Shoá por su predisposición al mal, sino por su pertenencia a una organización jerárquica en la que los burócratas que transmitían las órdenes desconocían el significado último de sus acciones. Cualquiera de nosotros podríamos haber participado en el holocausto por el solo hecho de pertenecer a una organización jerárquica y burocratizada. Sólo bastaba una organización en la que:

  1. Las acciones estuviesen suficientemente alejadas de los resultados.
  2. La autoridad de dicha organización fuera fuerte.
  3. Las relaciones internas fueran impersonales.

Obediencia a la autoridad

También en Nueva York y en la misma época, desarrolló su carrera Stanley Milgram. Milgram fue un psicólogo social estadounidense conocido por su investigación sobre la obediencia a la autoridad, específicamente por su famoso Experimento de Milgram. El estudio buscaba comprender cómo y por qué las personas obedecen instrucciones que pueden resultar en daño para otros, especialmente cuando esas instrucciones provienen de una figura de autoridad.

El experimento se basaba en la interacción de tres personas: un científico, que representaba la autoridad; un profesor, que ejecutaba las órdenes de la autoridad; y un estudiante sometido a las decisiones del profesor. Científico y estudiante eran actores, y el verdadero sujeto del experimento era el profesor.

El profesor y el estudiante ocupaban dos habitaciones distintas, y el estudiante estaba conectado a unos electrodos por medio de los cuales el profesor podía suministrarle descargas eléctricas. El objetivo del profesor era hacer que el estudiante repitiera pares de palabras. Cuando el estudiante se equivocaba, el profesor lo castigaba con una descarga eléctrica de cantidad creciente.

Lo que interesaba a Milgram era averiguar cuántas personas (profesores) estaban dispuestas a seguir las indicaciones de la autoridad (científico), hasta el punto de castigar al estudiante con descargas potencialmente letales.

Pues bien, los resultados fueron asombrosos pues el porcentaje de profesores que suministraron la descarga máxima superaron el 65%. Sin embargo cuando situaron al estudiante y al profesor en la misma habitación, el porcentaje descendía por debajo del 20%. El triunfo de la Jerarquía y obediencia a la autoridad sobre otros aspectos humanos.

Las Denominaciones de Origen

Ahora entendemos porqué es tan importante para este tipo de organizaciones perversas y jerárquicas implementar un sistema burocrático en el que las relaciones sean impersonales y lejanas. Es por esto que organizaciones como las denominaciones de origen se comunican con nosotros, sus operadores (bodegas y viticultores, los auténticos dueños de la denominación) por cartas certificadas, acuses de recibo y formalidades de otra índole.

Una denominación de origen identifica un producto originario de un lugar determinado, cuya calidad o características se deben fundamental o exclusivamente a un medio geográfico particular, con los factores naturales y humanos inherentes a él, y cuyas fases de producción tienen lugar en su totalidad en la zona geográfica definida.

Las denominaciones de origen constituyen el sistema utilizado para el reconocimiento de una calidad diferenciada, podemos hablar de una unión de productores (viticultores) y elaboradores (bodegas) que deciden conjuntamente cuál es la mejor manera de trabajar la tierra y de elaborar el vino de acuerdo a las características intrínsecas a esa zona geográfica y a un saber hacer ligado a la misma y contrastado a lo largo del tiempo para que un producto vinculado a ese origen tenga la máxima calidad.

ORGANIZACIONES JERÁRQUICAS, TIRÁNICAS Y BUROCRATIZADAS

Esta unión de elaboradores y agentes implicados ha desarrollado una estructura piramidal y centralizada que pretende gobernar a todos sus integrantes, aplicando el principio de obediencia a la autoridad. Toda organización jerárquica desarrolla una burocracia, es decir, un colectivo de personas cuya función consiste en convertir en hábito el mecanismo de transmisión de las órdenes a través de diferentes niveles de Jerarquía y obediencia a la autoridad.

Dejaremos para otra entrada los problemas derivados de la presencia de una estructura jerárquica, pero invitamos a profundizar al lector en el principio de Peter que afirma que quienes integran una jerarquía tienden a alcanzar su máximo nivel de incompetencia.

Esta burocracia provoca que se establezca una distancia entre el centro de la toma de decisiones y el lugar donde estas decisiones tienen efecto. A menudo observamos como las estructuras jerárquicas de las denominaciones de origen viven alejadas de las realidades de preocupan a agentes y mercado. Todo esto provoca que los miembros de la organización actúen siguiendo el principio de obediencia debida, recordemos al jerarca nazi arriba referido Eichmann. De hecho hace años que venimos observando un progresivo genocido vitivinícola en nuestro amado Bierzo. Seguimos perdiendo gran cantidad de superficie de viñedo. Además, se abandonan normalmente viñedos tradicionales e históricos que albergan un rico y envidiado patrimonio genético.

En menos de 5 años, este malévolo sistema burocrático y politizado conseguirá que más del 50% de las viñas del Bierzo sean plantaciones jóvenes y en espaldera. Espero que en el futuro se valore la acción devastadora de los responsables de esta masacre. También los viticultores y elaboradores somos cómplices por someternos a órdenes siguiendo el principio de jerarquía y obediencia a la autoridad.

Los papeles del vino

Y ahora en estas fechas navideñas, nuestros sentimientos más humanos y empáticos se solidarizan con los seres más vulnerables. Son días en que nos acordamos de los sinpapeles. Con este nombre se denomina a todo aquel que accede a un país sin la autorización legal requerida.

Los sufridos elaboradores conocemos la enrevesada trama burocrática que acompaña al mundo del vino. Derechos de plantación, arranque, registros vitícolas, de industrias agrarias, impuestos especiales, batiburrillo de registros de las denominaciones de origen, declaraciones de producción, informativas… un sinfín de burocracia vacía cuyo único objetivo es alejar al mandatario de la realidad, deshumanizándolo. ¿Consecuencias? Ya las hemos analizado. Jerarquía y obediencia a la autoridad. El inocente burócrata es autor de nuestro particular holocausto probablemente desconociendo su responsabilidad en tal masacre.

Así me encuentro en los últimos días del año 2023, y con las últimas botellas de un vino que va a ser prohibido: Pyjama Mencía 2021. Un vino que se va a quedar sin papeles, desahuciado, sin patria ni techo. Todavía puedes comprar las últimas botellas en nuestra tienda. Llega el final del año y también la época de cerrar algunas etapas.

Quizás comprando este vino, nos ayudes a encontrar fuerzas para arreglar todo este ridículo embrollo burocrático. Quizás simplemente sirva para empujarnos al exilio, tal y como hizo nuestra admirada Hannah Arendt. Dejar nuestra patria, mi amado Bierzo, puede resultar doloroso, pero mucho más lacerante es formar parte de una trama jerárquica capaz de cometer tremendas atrocidades, y ser cómplice de las mismas.

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