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El Vino en Crisis

  • por
Inspiración

Un panorama muy complicado para el sector vitivinícola, un futuro oscuro para los bares, y una disminución del espíritu crítico.

El sector vitivinícola atraviesa una de las etapas más complejas de las últimas décadas. A pesar de su fuerte arraigo cultural y su peso económico en numerosas regiones, la industria del vino se enfrenta hoy a un escenario marcado por la incertidumbre y el cambio acelerado. Nuestro amado Bierzo no es ajeno a esta vigente realidad.

El comercio internacional, influido por tensiones geopolíticas, fluctuaciones económicas y nuevas barreras comerciales, ha reducido las oportunidades de expansión exterior. Paralelamente, el consumo global de vino experimenta un descenso sostenido que afecta tanto a los mercados tradicionales como a los emergentes.

A esta dinámica se suma un cambio profundo en los hábitos de las nuevas generaciones, que muestran un menor interés por el vino frente a otras opciones de ocio y consumo, ya sea por preferencias diferentes, por una percepción del vino como un producto poco accesible, o por estilos de vida en los que el alcohol ocupa un lugar menos relevante.

El Enemigo en casa

La creciente presión de la comunidad médica y de las campañas de salud pública tienden a demonizar el consumo de alcohol en general, y ha reforzado un discurso que influye en las decisiones del consumidor. Pero no es la primera vez que el mundo del vino vive momentos de crisis.

Recientemente me comentaron uno de los momentos más delicados que padeció el sector. Fue en La Posada del Teniente, que es uno de los bares más populares de Toral de los Vados, situado junto a la casi abandonada estación de tren. Se trata de un sitio ideal para pasar el rato con amigos, compartir vivencias y conocimiento, recibiendo siempre un trato amable que hace que cada visita sea especial.

Uno de los más acérrinos azotes del mundo del vino en Toral de los Vados fue Don Honorino, médico que durante su estancia en la plaza, no hizo más que prohibir sistemáticamente el consumo de vino a todos sus pacientes. La hostelería lo notó mucho.

Los obedientes habitantes de esta animosa población siguieron sus consejos, y el consumo de vino disminuyó en el pueblo durante unos años. Las gentes parecían estar más tristes, no sé si más sanas, y algunas barras se quedaron huérfanas de las animosas conversaciones.

Con el tiempo nos hemos enterado que el origen de semejante zaña no fue otro que sus problemas personales con el vino. Al parecer Don Honorino había sido alcohólico, y tras salir de esta adicción, se empeñó en evitar la cercanía del vino prohibiendo a sus vecinos su consumo, para así alejar de sí las tentaciones que pudieran hacerle recaer.

La sombra de Don Honorino es alargada

Don Honorino ya no tiene voz en nuestros días, pero parece que su herencia sigue presente. Mientras el sector del vino se ha empeñado en promocionar el consumo moderado y responsable del vino, la OMS ha contratacado afirmando que no existe un nivel de consumo de alcohol que sea seguro para la salud.

La OMS impulsa dos herramientas principales: la iniciativa SAFER (paquete técnico con 5 medidas costo-efectivas para reducir daños) y el Global Alcohol Action Plan 2022–2030, aprobado por los Estados Miembros. Las “mejores intervenciones” que promocionan son:

  • Aumentar precios/impuestos.
  • Restringir disponibilidad.
  • Restringir publicidad y marketing.
  • Reforzar las intervenciones en salud.
  • Aplicar medidas de control de la conducción bajo efectos del alcohol.

Así pues, vemos un panorama muy complicado para el sector vitivinícola, un futuro oscuro para las barras de los bares, y una disminución de conversaciones inspiradoras y del espíritu crítico de las nuevas generaciones.

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