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Una Fuga de Agua

Fuga de Agua

Provocar la lluvia es posible, volver a conectar el ciclo del agua. Ahora sabemos que podemos sembrar la lluvia mediante la plantación de árboles: ¡de esto se trata! No podemos perder más tiempo. Planta, siembra, poda, siega, aplasta y fomenta el crecimiento microbiano y vegetativo, aprendamos a controlar la vegetación y convivir con ella también en los cultivos.

La moderna agricultura de precisión e intervención provoca una fuga de agua, ahora la prioridad es frenarla pero, ahora sabemos que también podemos atraer la lluvia. Un análisis publicado en enero de 2024 aborda la posibilidad de que la forestación tenga un impacto positivo en la dinámica de las precipitaciones.

Este estudio, a través de la obra titulada «Aumento selectivo de las precipitaciones como objetivo de la forestación» y compartido bajo el título de L’autoroute de la pluie, resalta la creciente consideración científica sobre el papel crucial de la vegetación en la regulación del agua.

Los árboles atraen la lluvia

Los autores son Arie Staal, Jolanda Theeuwen, Dr. Nico Wunderling, Lan Wang-Erlandsson y Stefan Dekker. Basados principalmente en la universidad de Utrecht, ejercen como líderes en la comprensión de las interacciones entre vegetación y precipitación, proponen el concepto innovador de TRE (targeted rainfall enhancement ~ mejora específica de las precipitaciones). Este enfoque va más allá de las investigaciones previas al destacar la importancia de considerar los efectos no locales y espacialmente explícitos de la reforestación en la precipitación, junto con otras consideraciones como la biodiversidad y la vulnerabilidad al cambio climático global.

Estas conclusiones destacan la necesidad de monitorear las redes de reciclaje de humedad para comprender mejor la complejidad del ciclo del agua, así como la capacidad de la plantación de árboles para influir en las precipitaciones locales y no locales. Además, se evidencia una correlación positiva entre el índice de área foliar acumulada (IAF) y la precipitación, y se señala un ligero aumento en el suministro de agua debido al reciente reverdecimiento de la superficie terrestre.

Tenemos ahora dos objetivos: frenar esta fuga de agua y provocar atraer las lluvias. Sin embargo, se advierte sobre la importancia de evitar aumentos masivos de bosques que puedan afectar negativamente a ecosistemas nativos como los pastizales y humedales. En este sentido, se propone una focalización en regiones específicas del mundo donde estos proyectos puedan tener un mayor impacto, como el sur y oeste de la Amazonía, México, este de China y la Europa mediterránea.

Árboles como aliados en el cambio climático

Pero ahora ya no sólo nos preocupa nuestra fuga de agua. Una de las misiones más valorizables del reino vegetal es también su papel en el cambio climático. Las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) gracias a la fotosíntesis, proceso por el que este gas queda fijado en sus raíces, tronco y hojas en forma de carbono, y además, también captan CO2 durante su respiración, que convierten en oxígeno, que es liberado en la atmósfera. Un árbol adulto puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año.

Uno de los motores que están provocando un intenso calentamiento global es la emisión de gases de efecto invernadero. El calentamiento global es, probablemente, el problema más importante al que se ha enfrentado la humanidad en toda su historia. El CO2 que se acumula en la atmósfera es el principal responsable del efecto invernadero.

La posibilidad más eficaz y barata para hacerle frente sería plantar billones de árboles en los centros urbanos. Las ciudades del mundo ocupan menos del 2% de la superficie del planeta y generan en torno al 80% del CO2. Es fundamental que podamos fijar el dióxido de carbono de manera inmediata ahí mismo, en el lugar en el que se produce.

Alejándonos de la línea adecuada

Por el contrario por el Bierzo anda pululando una empresa institucionalmente premiada que ha fundado su primera planta de generación eléctrica mediante biomasa agroforestal, ubicada en Cubillos del Sil. Participa en el proyecto la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl).

Están limpiando de árboles buena parte de nuestra comarca. Los que visitamos diariamente el campo, ya hemos observado la modificación de nuestro entrañable paisaje. Eso sí, nos advierten a través de sus medios, que el funcionamiento de la instalación aporta en torno a 400 empleos directos e indirectos. Se incluyen aquí los puestos de trabajo en la propia planta, las comisiones, los asesores, las actividades agroforestales y el transporte.

Esta instalación se alimenta principalmente de biomasa forestal procedente en buena parte de trabajos de eliminación de bosques. De esta manera dicen que ayudan a la prevención de incendios. Evidentemente, si no hay bosques para quemar, no habrá incendios. Brillante planteamiento.

Tampoco podemos olvidarnos del otrora delirante proyecto de captura y almacenamiento de dióxido de carbono. Además de provocar una fuga de agua, ocasión una evasión de fondos públicos de la clase obrera a determinados lobbies.

Asociación con el reino vegetal

Los árboles son nuestros mejores aliados para la captación de estos gases de efecto invernadero. Encima ahora, prestigiosos investigadores de universidades de élite mundial publican resultados sobre los enormes beneficios que conlleva colaborar con las plantas. No existe tecnología más sofisticada ni de mayor rendimiento para la captación de dióxido de carbono que la de la función fotosintética de las plantas.

Pero una vez más a nosotros nos dirigen al precipicio por un camino equivocado. El ‘homo sapiens’ cree estar por encima del resto de seres. Con prepotencia, arrogancia y falta de sensibilidad se está dedicando, alentado por agendas supuestamente verdes, a la tala y arranque indiscriminados de especies vegetales. Con la consiguiente pérdida de biodiversidad, de paisaje y de agua.

Por nuestra parte estamos recuperando viñedos viejos y generados sistemas biodiversos. Estamos plantando especies arbóreas en las lindes, permitiendo que crezcan plantas aromáticas, manejando las cubiertas vegetales y formando reservorios naturales de agua en pendientes. Cultura tradicional respetuosa con el medio que ahora sabemos que nos beneficia a todos.

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