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Árboles contra el Cambio Climático

Biodiversidad contra el cambio climático

La ciencia está conociendo poco a poco el secreto de sus extraordinarias facultades. Modernos descubrimientos nos desvelan que los árboles pueden convertirse en la herramienta más poderosa contra el cambio climático.

A menudo nos hemos empeñado en concebir a las plantas como seres inferiores probablemente cegados por creer que nuestra inteligencia es superior. Pero ahora sabemos que las plantas en general, y los árboles en particular, están dotados de una inteligencia que los hace sabios. Una sabiduría de la que deberíamos aprender para luchar contra el cambio climático.

Esta inteligencia se ha desarrollado de manera diferente a la nuestra teniendo en cuenta su reto más importante: ser capaces de alimentarse sin desplazamiento. Así los árboles han desarrollado una función basándose en lo que tienen a su disposición, que básicamente es sol, agua y dióxido de carbono. Los árboles en sus hojas cuentan con estomas que son capaces de captar CO2 que con la energía solar y el agua utilizan para sintetizar azúcares, disipando oxígeno a la atmósfera. Es la fotosíntesis. Este oxígeno aportado por las plantas hace que la atmósfera sea respirable para otros seres vivos que presumimos de ser más inteligentes.

Los árboles no paran

Nuestra corta visión nos ha hecho pensar que los árboles, al permanecer anclados en el mismo sitio, son inertes e inmóviles. Nada más lejos de la realidad. Los árboles siempre están en movimiento. Con los azúcares resultantes de la fotosíntesis generan la madera. Un complejo material que aglutina reservas, y que incluso nosotros somos capaces de utilizar durante años después de muerta. Además con este mecanismo, los árboles son capaces de captar millones de toneladas de CO2 en todo el planeta. Favorecen la desaparición del efecto invernadero estableciéndose como una herramienta contra el cambio climático.

Pero además lo que ahora sabemos es que en el corazón de la madera surgen multitud de vasos que se encuentran y comunican en función de su tamaño. Los árboles transportan cientos de litros de agua sin necesidad de ninguna bomba. La madera se convierte así en un complejo y natural sistema de riego. Es por esto que las viñas viejas, bien podadas y tratadas de manera natural, son más resistentes y eficaces a años con escasa pluviometría, circunstancia ésta que afortunadamente ocurre en pocas ocasiones en nuestro amado Bierzo.

La Inteligencia de las plantas

La inteligencia de las plantas se define como la capacidad de las mismas para resolver problemas. Entre sus principales retos destacamos la necesidad de encontrar alimento, la posibilidad de reproducirse, de defenderse de ataques externos y de adaptarse a su entorno.

Las plantas habitan en un entorno variable que se modifica en diferentes ciclos. Así surgen las diferentes añadas, unas cálidas y otras frescas, bien secas o húmedas, de maduración temprana o tardía. De la adaptación de las plantas a estos cambios surgen los vinos de añada con sus particularidades que los hacen únicos. Es la magia del vino de verdad. Debemos ser lo menos intervencionistas posible para descubrir la belleza natural de los vinos, sorprendernos y aprender de la Naturaleza y de sus plantas. Elaborar vinos brillantes que reflejen la realidad de un entorno.

Los recientes avances en torno a la biología molecular y genética vegetal han abierto todo un mundo de posibilidades relacionadas con el estudio del complejo metabolismo de las plantas y su asombrosa capacidad para adaptarse a su entorno. La neurobiología vegetal es un controvertido y reciente campo de investigación científica que profundiza en el funcionamiento la fisiología de las plantas.

La inteligencia de los árboles está en las raíces

En realidad los árboles, como en una concepción platónica, se sitúan entre dos mundos, uno visible y otro oculto: las raíces y las ramas. Son estructuras proporcionadas y en ocasiones casi simétricas. El conocimiento de la parte aérea ha sido muy avanzado desde hace siglos, pero ahora estamos empezando a profundizar en el conocimiento de las raíces.

Pero al hablar de raíces simplificamos y limitamos su estudio. Habría que hablar de las raíces y de su relación con el suelo en el que se asientan. Las raíces en realidad son un complejo sistema compuesto por hongos, raíces y otros microorganismos que constituyen un conjunto diferenciado que actúa como una unidad. Los hongos simbióticos que se desarrollan en la tierra, y que nosotros potenciamos con la agricultura ecológica, se relacionan con las raíces colonizándolas. Sus filamentos absorben los minerales del suelo que proporcionan a la planta a través de su relación con sus raíces. Como muestra de agradecimiento, los árboles corresponden a estos hongos proporcionándoles azúcares.

Así hablaríamos de simbiosis micorrízica. Estimamos que en condiciones naturales por cada metro de raíz de Vitis vinifera existen y conviven mil metros de filamentos de estos hongos simbióticos. Con la viticultura regenerativa buscamos un cambio de paradigma basado en el ciclo del carbono para regenerar los suelos, frenar la erosión, fomentar la biodiversidad y luchar contra el cambio climático. Conseguimos suelos vivos que interactúen con las plantas haciéndolas felices. Las plantas nos lo agradecen ofreciéndonos así mismo uvas felices fiel reflejo de un viñedo libre. Buscamos el asentamiento de suelos vivos contra el cambio climático.

Se comunican entre sí a través de las raíces

Los filamentos de los hongos simbióticos penetran en la raíz constituyendo una realidad. Las micorrizas son un supra-organismo subterráneo que provoca interacciones que facilitan la comunicación entre las diferentes plantas. La propia micorriza cuenta con una red de bacterias y microorganismos que podemos comparar por analogía con las presentes en nuestro intestino. Es una red muy complicada que conecta todas las plantas de un ecosistema. Así podemos hablar del lenguaje de las plantas. Se trata de una red miceliar subterránea mediante la cual las plantas intercambian información, nutrientes y estrategias de cooperación. Debido a esta comunicación, favoreciendo la biodiversidad conseguimos entornos más robustos y plantas más resistentes a los ataques adversos. Las plantas no compiten entre sí, se asocian y se adaptan a los cambios del entorno. Así los árboles viven gran cantidad de años consiguiendo récords de longevidad en medios naturales.

Por esto en Demencia potenciamos la presencia de otros árboles y plantas en nuestros viñedos. Desbrozamos y plantamos especies complementarias. Ahora entendemos a Bruno que quiere recuperar los melocotoneros de la viña que «su abuelo arrancó en Cabañas para entrar con el tractor». Una cepa puede vivir de forma indefinida siempre que cuente con qué alimentarse.

La lluvia y los bosques

Ahora nos centramos en otra cuestión de gran interés en nuestros días. Podríamos compararlo con el dilema del huevo y la gallina. Con interés científico estudiamos la estrecha relación entre lluvias y bosques. Nos preguntamos si son los bosques los que atraen las lluvias o son las lluvias las que generan los bosques.

Modernos estudios han demostrado que el aire que atraviesa los bosques contiene más humedad, provocando lluvias pero, ¿por qué? Por la transpiración de las hojas.

Desgraciadamente vivimos en el antropoceno, nueva época geológica caracterizada por el impacto del hombre sobre la Tierra. Los ecosistemas forestales se han desestabilizado por un fenómeno de gran alcance: la deforestación. La eliminación de árboles provoca la liberación de CO2 almacenado durante años favoreciendo el efecto invernadero que provoca la subida de las temperaturas medias.

También recientes investigaciones han consolidado el efecto refrescante de los árboles. Por efecto del calor, las hojas de los árboles emiten una moléculas que a la postre se convertirán en gotas de lluvia. La reforestación racional en la viña y una gestión forestal adecuada son la mejor y más efectiva solución contra el cambio climático. En Demencia estamos plantando árboles a lo largo de la viña y en los márgenes de la misma como ya hicieron nuestros abuelos. No entendemos como se ha promovido en Cubillos del Sil (Bierzo) un proyecto verde de generación de energía eléctrica mediante la destrucción de biomasa agroforestal. Encima se trata de un proyecto participado por la Junta de Castilla y León.

La realidad del auténtico viñedo berciano

Sabemos que la práctica mayoría de insensibles, modernos y tecnificados viticultores no se habrán molestado en llegar hasta este punto de la lectura. Nosotros conocemos el viñedo viejo berciano que está fundamentalmente definido por la biodiversidad del mismo, tanto de especies vegetales como de variedades de vid, por el minifundismo, la adaptación al medio, la capacidad de resistencia a las diferentes condiciones, y la generación de ecosistemas eficientes y autosuficientes.

En estos ecosistemas, que son parte indisoluble de nuestro paisaje, y con nuestro microclima no son necesarias obsoletas y arcaicas técnicas agronómicas como son el riego, la fertirrigación y la agricultura intensiva. El agua se está convirtiendo en un bien escaso por la nefasta gestión del ser humano. La agricultura intensiva tiene un catastrófico efecto para el cambio climático.

Biomímesis

La biomímesis es la emulación de los modelos, sistemas y elementos de la naturaleza con el propósito de resolver problemas humanos complejos. El término se deriva del griego antiguo: βίος, vida, y μίμησις, imitación. Tenemos mucho que aprender de los árboles. Los árboles no pueden moverse y luchan contra estas limitaciones. Aprender no es inventar, en ocasiones tan solo deberíamos imitar el funcionamiento de los seres que nos rodean.

La ciencia está abriendo un camino hacia una viticultura del siglo XXI que se basa en la restauración de estos ecosistemas. Los árboles son nuestros mejores aliados para defender la tierra. No debemos pensar con un enfoque antropocéntrico, debemos pensar que formamos parte de una red. Sólo hace falta un poquito de humildad, y tratar a la Naturaleza con respeto.

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