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Una locura de añadas

Añada

La elaboración de vinos de poca intervención provoca que el denominado efecto añada tenga una mayor incidencia. Aprovechamos para mirar atrás y comentar las últimas añadas de nuestro Demencia del Bierzo.

Con Demencia, nos planteamos un proyecto ambicioso y algo idealista. Queremos realizar un vino de guarda y colección con nuestra variedad autóctona Mencía. No disponemos de mucha producción porque desarrollamos la totalidad de los trabajos con nuestras manos, manteniendo una viticultura y elaboración eco-sostenible. Entendemos que este tipo de elaboraciones a pequeña escala son las mejores para transmitir un determinado origen. Demencia sólo se embotella en las mejores añadas.

Esta manera incide en que los demencias de las diferentes añadas tengan un espíritu similar: obtenemos la uva de las mismas viñas, elaboramos en la misma bodega, empleamos una viticultura sostenible y una elaboración de mínima intervención. Todos estos factores definen una personalidad demente.

No obstante el viñedo está expuesto a las condiciones bio-climáticas de cada ciclo, lo que hace que cada una de las añadas tenga ciertos matices que la hacen única. Así pues, aunque nuestro Demencia cuente con un estilo bien definido, los avatares sucedidos en cada año tanto a la viña como a nosotros mismos determinan ligeras variaciones que hacen que su disfrute sea mágico.

Consideraciones de las últimas añadas dementes.

Empezamos esta secuencia con una de nuestras añadas más reconocidas: Demencia 2010. Fue una añada de ciclo largo. El invierno fue muy lluvioso lo que permitió a las plantas aglutinar buenas reservas. Sobrevino una primavera fresca acompañada de algunas heladas. El verano fue en general seco, con aisladas precipitaciones, permitió desarrollar una buena maduración fenólica, que nos aporta vinos de concentración y excepcional profundidad. Un lenta y larga maduración, nos permiten disfrutar en el vino de notas minerales muy propias de la variedad, con toques vegetales.

La añada 2011 fue una añada tremendamente seca, y sobre todo muy cálida, eso nos llevó a descartar el embotellado de nuestro Demencia, pues el vino creímos que no tenía las características para considerarse vino de guarda.

La añada 2012 tuvo un invierno muy seco y un verano fresco pero también muy seco. Esta sequía nos ofreció una uva muy sana, pero el ciclo de maduración se alargó ya que la planta se bloqueó debido al stress hídrico. Nos ofreció vinos menos concentrados con taninos muy finos y maduros que, aunque bien presentes, resultan placenteros. Hubo presencia de lluvias en vendimia pero nuestra uva ya se encontraba toda vendimiada en bodega.

La añada 2013 fue una añada para nosotros muy beneficiosa. El invierno estuvo un régimen de lluvias muy elevado, la primavera comenzó titubeante, y la planta ya retrasó su evolución en los primeros ciclos. El verano fue fresco en temperaturas pero también seco en cuanto a pluviometría. Como consecuencia de esto el ciclo se hizo más tardío y la maduración tardó bastante en completarse, por el contrario los vinos que nos ofrece son mucho más delicados y equilibrados.

Demencia 2014.

Acabamos nuestro repaso con la añada en el mercado: Demencia 2014. La añada fue lluviosa con una precipitación total en torno a los 1.000 mm, lo que podría definirla como una añada atlántica. El otoño e invierno fueron muy húmedos, con pocas heladas y tardías. Se sucedió una primavera y verano también suaves con precipitaciones intermitentes pero presentes en todos los meses.

Este año 2020 nos está recordando algunos aspectos de esta añada. La brotación arrancó con retraso a consecuencia de unas semanas de frío que tuvieron lugar en el mes de marzo. El verano se presentaba blando pero terminó con una ola de calor que precipitó la maduración a finales de agosto. Así nosotros vendimiamos a principios de septiembre y podemos hablar de un ciclo de maduración corto.

El Demencia 2014 remarca las características reductivas de los vinos de las añadas más frescas. Hemos comprobado que la mencía actúa de diferente manera de acuerdo a las condiciones a las que está sometida. Eso la hace una variedad mágica e intrigante. Invitamos al aficionado a jugar con la degustación de diferentes añadas, una experiencia divertida y enriquecedora.

La elaboración de vinos de poca intervención provoca que el denominado efecto añada tenga una mayor incidencia.

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